Resumen:
La Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID) se ha erigido a partir de distintos enfoques; entre ellos, el histórico y el teórico. Desde el primer enfoque, la CID adquirió relevancia debido a los acontecimientos ocurridos en el siglo XX, a saber, las guerras mundiales, el origen del tercermundismo y la polaridad del sistema internacional, principalmente. Por su parte, el enfoque teórico deviene de corrientes realistas y liberales que enfatizan en el poder y en la preeminencia institucional. Desde sus inicios, la ayuda externa se planteó a partir de dinámicas económicas, políticas y sociales, entre las que la cooperación se consolidó como un puente de intereses geopolíticos, y sobre la base del crecimiento económico como la razón principal del desarrollo. De esta manera, una vez terminada la II Guerra Mundial y con la firma de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, se presentan los primeros intentos de cooperación internacional. Como primera acción, se declaró el Plan Marshall. Fue la iniciativa de los Estados Unidos de Norteamérica (EUA) para coadyuvar con la reconstrucción económica de los países europeos devastados tras la guerra. El texto del Plan Marshall, originalmente conocido como Programa de Recuperación Europea1, estipuló como objetivo central impulsar la recuperación económica de Europa para facilitar la adquisición de productos ofertados por Estados Unidos, y así, mantener la balanza comercial estadounidense en un estado favorable. En primera instancia, se buscó la recuperación de la producción agrícola elevándola a los niveles que se tenían en 1938.2 Asimismo, se definieron estrategias para impulsar la cooperación entre los países participantes en el ámbito de la producción, del desarrollo de recursos para el comercio, el transporte y el flujo de diásporas (Álvarez, 2017).