Resumen:
El propósito de este trabajo es contribuir al conocimiento y análisis de las necesidades de personas cuyas realidades habitualmente pasan desapercibidas. Ya no se trata de cuestionar o defender si las sexualidades no normativas tienen que estar reconocidas en instituciones como el matrimonio o la familia, sino más bien se trata de contribuir teóricamente a cuestionar el no reconocimiento de un grupo de la población como sujetos de derechos. Este trabajo pretende poner de manifiesto que la diversidad sexual, no es una cuestión que se pueda estudiar sin entender cómo impacta en las personas y en su entorno de una manera compleja e interseccional. Por lo que se desea poner en diálogo la interseccionalidad y los estudios sobre políticas públicas y diversidad sexual, para mostrar cómo esta última constituye otras formas de desigualdad que requieren ser abordadas desde los gobiernos. De ahí mi interés por analizar las realidades de los sujetos sirviéndome del concepto de interseccionalidad política, y reflexionar sobre la importancia de la diversidad sexual como posición central en este estudio. La interseccionalidad es entendida como la relevancia que las intersecciones entre desigualdades tienen para las estrategias políticas de instituciones y movimientos sociales, en el sentido de que las estrategias políticas que se dirigen a una desigualdad concreta por lo general no son neutrales hacia las demás desigualdades, sino que pueden, por ejemplo, promover la igualdad de género, mientras, a la vez, discriminan a las mujeres indígenas u homosexuales. Mientras que el término de diversidad sexual hace referencia a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir su sexualidad. Este término ha permitido cuestionar la idea de que hay una única manera de practicar la sexualidad (la predominante o heterosexual), haciendo visible la existencia de muchas formas de expresarla.