Resumen:
El agua puede definirse como el recurso más importante de todos, se ha comprobado que el agua es la fuente de vida y todos los organismos vivos dependen de ella, pues la vida empieza en este elemento (Contreras y colaboradores, 2008).
El agua no tiene sustituto, es un factor que regula el clima del planeta, y con su fuerza esculpe al mismo. Por otra parte, no hay proceso de producción que directa o indirectamente no tenga relación con el agua (CEMDA, 2006).
Así mismo el agua constituye un papel simbólico importante en la actualidad dado que forma parte de la cultura de la sociedad. Tanto los actos políticos, económicos y jurídicos relacionados con la gestión del agua responden a contextos geográficos, hídricos y demográficos, así como a la dinámica de la sociedad (Rolland y Vega, 2010). Por lo tanto, resulta de vital importancia conocer y administrar de forma sustentable las diferentes fuentes de este valioso recurso.
Descripción:
Las actividades humanas ejercen una presión importante, sobre los recursos hídricos, lo que ha generado consecuencias negativas no sólo en la calidad de vida de la población, sino también en los ecosistemas naturales y su biodiversidad. El crecimiento de la población genera la necesidad de producir más alimentos y energía, así como de abastecer con mayores volúmenes de agua a las personas y a las actividades productivas, esto ha incrementado considerablemente la demanda de agua y ha presionado fuertemente su calidad (SEMARNAT, 2016). Por lo que ha sido necesario implementar métodos que determinen la calidad del recurso hídrico para conservar, aprovechar o restaurar las fuentes de agua desde un contexto de desarrollo sustentable.