Resumen:
El proceso de urbanización y consolidación de ciudades había estado caracterizado por una zona central y a partir de ella se detonaba el crecimiento hacia la periferia. Según Ávila (2009), la conformación de las ciudades consideraba solo al área urbana (espacio conformado por la ciudad), el ámbito contiguo edificado (con usos del suelo no agrícola que mantiene la continuidad física respecto a un núcleo, que puede estar interrumpido por formas territoriales distintas a lo urbano como bosques, cuerpos de agua o campos agrícolas) y los espacios contiguos (tienen las mismas características).
Descripción:
A partir de la experiencia de crecimiento basada en el policentrísmo, aparecen nuevos procesos de evolución del crecimiento de las ciudades, dando paso al fenómeno de conurbación que, a su vez, propicia la evolución de ciudad a metrópolis que comienza a romper con la tradicional forma de crecimiento de las ciudades (centro-periferia). Banzo (2005) diferencia distintos círculos alrededor del núcleo urbano con nuevas formas de estructuración espacial, siendo los suburbios el primer anillo, seguido de un espacio periurbano caracterizado por la construcción discontinua, posteriormente se encuentra el rururbano de bajas densidades, con paisaje rural, pero con ciertas características urbanas y finalmente se encuentra lo rural, con poca influencia urbana. De esta manera se dejan atrás los modelos clásicos de crecimiento urbano y surgen nuevos autores que desarrollan referentes teóricos para explicar la nueva realidad urbana.