Resumen:
La enfermedad renal crónica (ERC) es de etiología múltiple y es un padecimiento que no discrimina en edad, género, estatus social y raza; siendo actualmente una de las principales causas de muerte en años productivos.
Las personas con dicho padecimiento se ven envueltos en múltiples cambios en su estilo de vida, al tratar de apegarse a un tratamiento que no los va a curar del todo ya que la ERC no tiene cura y los tratamientos de remplazo renal no se emplean con el fin de curar, si no de sustituir de manera externa la función renal perdida en el paciente.
La hemodiálisis es uno de los tratamientos de remplazo renal, este consiste en la conexión del paciente a una máquina que depura por diversos principios las toxinas de su cuerpo; el tratamiento implica que el enfermo permanezca parte de su día conectado a una máquina para mantenerse con vida.
Por lo anterior se abre un panorama de una realidad, la vida de los pacientes con ERC depende de un tratamiento y cambios en hábitos alimenticios, actividad física e incluso desempeño laborar o profesional, lo que muchas veces los lleva a tener problemas en su estado de ánimo, económicos, al abandono familiar, a sentimientos de culpa o incluso a la dependencia total de su familia.
La depresión en personas con padecimientos crónico degenerativos es bastante común como es el caso de los enfermos renales, existen diversos factores que podrían llevar a los pacientes a desarrollar cuadros depresivos y que al presentar signos y síntomas parecidos a los de la propia enfermedad esto puede pasar desapercibido.
Basando la investigación en dicho panorama, el propósito del trabajo es identificar los factores que intervienen en la depresión de personas con enfermedad renal crónica en tratamiento de hemodiálisis.
Descripción:
La enfermedad renal crónica (ERC) es un síndrome clínico el cual se caracteriza por un deterioro brusco de la función renal, es decir, un fallo de la homeostasis, que va acompañado de retención de productos terminales del metabolismo nitrogenado, como la urea y la creatinina (Andreu y Force, 2001).
Uno de los inconvenientes de la ERC es la ausencia de síntomas en etapas tempranas del padecimiento, generalmente las primeras manifestaciones aparecen cuando la patología ya se encuentra en una etapa terminal y como consecuencia se recurre a tratamientos de reemplazo renal como la diálisis, hemodiálisis o en su defecto el trasplante (Treviño, 2009).
Los problemas psicológicos de los enfermos renales no son tomados suficientemente en cuenta, por el personal de salud, la presencia de depresión no es, por si misma, un síntoma de un trastorno mental, aunque puede considerarse anómalo cuando su intensidad y duración es desproporcionada al estímulo que las desencadena. Muchos problemas psicológicos, acaban somatizándose en la mayoría de los casos, afectando seriamente la calidad de vida del enfermo, de lo que dependerá en cierta medida el bienestar del paciente, así como la adhesión y respuesta al tratamiento.
La depresión se manifiesta al vivir una etapa de duelo posterior a la perdida de la función renal, cambia drásticamente su estilo de vida, la alimentación, su apariencia física, disminuye el deseo sexual y puede agudizarse si el núcleo familiar que es la principal red de apoyo, no brinda el sostén moral que el enfermo necesita.