Resumen:
El presente trabajo evidencia la necesidad de aceptar la eutanasia como una práctica para las personas con enfermedad terminal que así lo decidan, y que se encuentren viviendo condiciones que vulneren su derecho a la salud en condiciones dignas en el Estado de México. Afirmo que si se garantiza el derecho fundamental a la salud de una persona con enfermedad en etapa terminal —el cual incluye su decisión de practicar la eutanasia para cesar su vida en condiciones dignas— entonces se le brindan condiciones para vivir de acuerdo a su plan de vida, por lo que no estará sometida a un ensañamiento terapéutico. A la par que desde la visión de Martha Nussbaum se le está brindando un reconocimiento del derecho a la salud como un requisito de justicia social amparado en el reconocimiento de los básicos de los seres humanos que deben ser garantizados por el Estado por ser un requisito mínimo de la dignidad humana. Asimismo, se respeta la condición de estar capacitado para vivir hasta el final de una vida humana de una duración normal y no morir sea prematuramente o cuando la misma vida se vea tan reducida que transgreda su integridad. Actualmente en el Estado de México está prohibida la eutanasia activa tanto así que dicha práctica conlleva delitos y cargos por muerte premeditada. A la par de esta situación, no existe una consideración al derecho de la libre personalidad para decidir cuando los tratamientos sobrepasan y dañan la integridad de las personas. Si bien es cierto que hay un derecho a la salud, éste no necesariamente supone una idea ampliada de la dignidad humana porque no se considera que el ensañamiento terapéutico intensifique el dolor físico y emocional del paciente. Por esta razón es necesario vislumbrar la actuación en un caso de una persona con enfermedad terminal en la que se efectúen los derechos humanos y se actué bajo el amparo de la dignidad humana.
Descripción:
La práctica de la eutanasia ha sido estudiada debido a las implicaciones que este conlleva pues el fin último es el causar la muerte de una persona. Sin embargo, a lo largo del presente trabajo he argumentado que las personas con enfermedad terminal viven condiciones que violentan su dignidad humana en un afán de extenderles la vida a través de medidas paliativas o tratamientos que no aseguran la cura del padecimiento que la persona tiene.
Aunado a lo anterior, existe una concepción negativa de la muerte pues ésta evidencia la finalización de una etapa humana, a la par que en el colectivo social se permea la idea de inmortalidad de la especie humana.