Resumen:
La educación, el mejor camino que una Nación puede tomar para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, requiere de personas con un alto nivel de preparación profesional que estén interesadas y comprometidas con compartir y difundir sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Con la práctica de la enseñanza, debe estudiar la forma en que las normas de derechos humanos nacionales e internacionales se aplican, su eficacia o ineficacia ante la gran cantidad de acontecimientos y tendencias globales, tales como la xenofobia, la migración, el aumento de feminicidios en México, entre otros; además de analizar la forma en que la violación constante y sistemática de los derechos humanos hace funcionar complejos aparatos gubernamentales que, al menos en el caso del Estado mexicano, están siendo rebasados día a día; Anthony Giddens afirma que: “El Estado y la Sociedad Civil deberían actuar asociados, cada uno para ayudar, pero también para controlar, la acción del otro”; en consecuencia, si cada individuo asumiese su responsabilidad como parte de una sociedad con su necesidades y desafíos, podrían generarse cambios positivos al contar con una población mucho más consciente del poder de su participación, sumando voluntades para beneficio de todos, pensando globalmente y actuando localmente, utilizando las pautas y herramientas que los derechos humanos nos brindan para avanzar y mejorar la convivencia de todos los seres humanos sin importar raza, religión, género, o condición económica; por ello es fundamental buscar mecanismos adecuados y eficaces para educar a nuestras sociedades en el respeto a la dignidad de la especie humana, es decir, en la cultura de los derechos humanos.