Resumen:
Al hablar del Estado mexicano, de sus características, de los fines e ideales del mismo, llegaríamos a muchas interrogantes; ¿qué nos depara el futuro como nación?, ¿qué gobierno requiere un país que se encuentra dentro tantos enredos?, ésta y varias interrogantes forman parte de lo que analizaremos.
El objetivo de la presente investigación es analizar la factibilidad de la figura jurídica, del semiparlamentarismo, a fin de revisar su viabilidad como un sistema de gobierno mixto, para generar circunstancias de hecho y de derecho que permita transformar y renovar el sistema de gobierno en el Estado mexicano, en la actualidad con la contundente mayoría de la izquierda en el Congreso de la Unión, tal propuesta es posible.
La mayoría parlamentaria del nuevo gobierno de izquierda en México ha comenzado con múltiples reformas constitucionales, mismas que están prosperando ya que la mayoría está presente tanto en la Cámara de Diputados, como en la Cámara de Senadores, usando las coaliciones y la negociación con otros grupos parlamentarios más pequeños, logrando las mayorías calificadas de las dos terceras partes de las votaciones requeridas.
Además de esto, la izquierda consiguió la mayoría en más del 50% de los congresos locales, lo cual es otro filtro constitucional a fin de hacer reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ya que para ello deben dar su aprobación la mayoría de los congresos locales.
El escenario y condiciones políticas están dadas, estamos en la posibilidad de reformar el sistema de gobierno que hemos tenido durante casi un siglo, ahora es cuestión de voluntad política.
Entremos en algunos antecedentes históricos del desgaste del sistema de gobierno presidencial en México. El 1 de diciembre de 2012, Vicente Fox Quezada tomó protesta como nuevo presidente de los Estados Unidos Mexicanos, la alternancia en el poder generó grandes expectativas. Sin embargo Fox y su predecesor Felipe calderón se encontraron ante una oposición articulada y experimentada, lo cual rompió con la gobernabilidad que pudiesen haber construido, además de no ser bien recibidos en el pleno de la Cámara de Diputados acumularon en ambos periodos de gobierno 22 controversias constitucionales, con ello “la convivencia de los Presidentes de la República Vicente Fox y Felipe Calderón de en los Pinos, caracterizaron una relación de tensión entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo en estos 12 años de gobiernos federales panistas, el récord de controversias constitucionales, sin embargo, lo tiene Felipe Calderón con los senadores y diputados.”1 Sin duda la gobernabilidad en los periodos panistas fue difícil.
Posteriormente a Felipe Calderón, el Presidente de la Republica fue Enrique Peña Nieto, el cual logro obtener la mayoría simple, y consiguiendo las reformas estructurales en el Estado mexicano. Sostuvo la mayoría simple después de los comicios de 2015, sin embargo el común de los tres mandatarios ha sido uno, el desgaste político. Cada uno de ellos genero grandes expectativas, pero después de su primera mitad de gobierno entraron en déficit ante la opinión pública.
Actualmente Andrés Manuel López Obrador es el nuevo presidente de México, el cual logro obtener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, y lo cual le brinda la oportunidad de tener los votos necesarios para realizar una reforma al sistema político, circunstancia que es histórica al tener una coalición con tanta fuerza en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores.
Es entendible que la pluralidad de opiniones políticas y de partidos, han involucrado a diferentes fuerzas en el escenario político, pero al costo de desgastar la figura presidencial y lo que representa en el sistema de gobierno.
Lo cual nos hace hacernos la pregunta: “¿Sera necesario estudiar alguna figura jurídico-política de algún sistema de gobierno que brinde más estabilidad política, así como apoyo a la figura presidencial en el Estado mexicano?”
En el presidencialismo, las funciones de jefe de Estado y jefe de gobierno se ejercen por una persona que es el presidente(a) de la República. Formalmente consagra tres órganos separados: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Esa división orgánica va acompañada de una separación de funciones que, sin embargo, para operar requiere de la colaboración de todos ellos. La interdependencia es, por tanto, una condición para su eficacia.
El problema del “presidencialismo” es atribuido a las condiciones históricas y culturales y no al sistema presidencial como tal. Sin embargo, se coincide con que el régimen presenta inestabilidad política.
Particularmente, “en Estados Unidos de Norteamérica se ha considerado que, por múltiples factores particulares de esa sociedad, el Congreso funciona bien o mejor que en otros países. Sin embargo, este régimen también existe en los países latinoamericanos, pero se considera que su funcionamiento no ha sido el idóneo, debido a múltiples factores, entre los que destacan la incultura política.”
Algunos autores ponen como opción de sistema de gobierno el parlamentarismo.
Las características institucionales esenciales del sistema parlamentario son, “primero, la división del Ejecutivo entre el jefe de Estado y el jefe de gobierno; segundo, la responsabilidad del gobierno frente al Parlamento y, tercero, el derecho de disolución de la Cámara baja. Estas peculiaridades aparecieron en Gran Bretaña en el curso del siglo XVIII, cuando el gobierno (llamado gabinete) se disoció del rey y se convirtió en responsable político frente a la Cámara de los Comunes”
Con relación a los sistemas o regímenes de gobierno, es oportuno dar un dato trascendental, “más del 75% de los sistemas parlamentarios son altamente estables y en los presidenciales se tiene que el 50% son inestables políticamente.”
El primer sistema o régimen se ha asentado en varios países europeos y el sistema presidencial en países ubicados, en su mayoría, en el continente americano. Sin embargo, para superar las dificultades en este tipo de sistema lo que recientemente se ha sugerido, en algunos países, es que del sistema presidencial se dé un paso hacia el régimen de gobierno semipresidencial o conocido por otros autores como semiparlamentario.
Este régimen se originó en Francia, “entre 1830 y 1848, durante el periodo conocido como la monarquía de julio…
Lo interesante de esta figura jurídico-política del semiparlamentarismo, es la posibilidad de generar un sistema de gobierno mixto, que será la base de la presente investigación.