Resumen:
Una soleada mañana de abril de 1913, cuando disfrutaba del acostumbrado paseo dominical en la Alameda de la ciudad de México, el estudiante Gustavo Baz Prada distinguió entre la multitud el rostro demudado de un amigo que se le acercó cautelosamente y le avisó que la conspiración para matar al dictador Victoriano Huerta había sido descubierta y la policía iniciaba ya la “cacería” de sospechosos.