Resumen:
La ciudad es una construcción social en constante transformación. Entre otras, están las prácticas sociales derivadas de encuentros de los individuos realizadas en un espacio dado; donde confluyen diferentes maneras de percibir y construir lo cual genera lo mismo afinidades que conflictos. Por ejemplo, las prácticas del comercio callejero con el comercio formal en un área o lugar, donde convergen relaciones de identidad entre vendedores y compradores y, la no aplicación de ordenanzas formales por otras sociales.
El comercio en la vía pública (fijo, semifijo y ambulante), históricamente ha construido espacio público tanto como espacio social como lugar de generación de trabajo, es una
forma de vida. En las ciudades, sin embargo, se observan zonas con demanda social por lo público, donde el espacio comercial suple esa carencia, por ello requiere replantearse el papel de lo público, de la apropiación simbólica y ocupación de los espacios urbanos.
Descripción:
Según Duclos (2017, p. 199), en los años ochenta y noventa del siglo pasado, los mercados de pulgas se desarrollan en diversas ciudades de Europa, son formas de economía popular, callejeras, mercantiles e informales, en las que prevalecen relaciones cara a cara y la alteridad compartida, entre ellos, los mercados de pulgas parisinos. Los mercados de pulgas informales de Paris, son espacios de resocialización para quienes han perdido lazos laborales, son también puerta de entrada a la ciudad para inmigrantes recién llegados, estos mercados son lugares de socialidad.
Por su parte Salazar (2010, p. 93) dice que los tianguis urbanos en la Ciudad de México tienen alta valoración, aun cuando las autoridades en diferentes niveles han intentado regular o restringir el comercio en tianguis, éstos continúan siendo masivamente visitados, y tanto tianguistas como consumidores se desenvuelven en un ambiente de seguridad y confianza, sustentado por las mismas prácticas de convivencia de los sujetos involucrados en las transacciones comerciales.