Resumen:
William Shakespeare es por excelencia una figura emblemática de la literatura universal y la teatralidad, cuyo aporte ha quedado registrado gráficamente a través de sus obras en manuscritos y reproducciones de las mismas, al grado de ser en la actualidad uno de los autores más accesibles para distintos contextos en el mundo. La obra La Tempestad es un texto escrito por este icónico dramaturgo y estrenado en 1611; en 1991 (trescientos ochenta años después) Peter Greenaway, un cineasta británico, realizó una versión cinematográfica, imprimiéndole un estilo propio, cuya estética resulta impactante a nivel visual y sonoro.
La propuesta diseñada por el cineasta conjuga las bellas artes en la plasticidad de sus planos, encuadres y movimientos de cámara que dan la sensación de un entorno enigmático (reconstruyendo la concepción espacial que propone Shakespeare, al situar el desarrollo de la trama en una isla, pero apuntalado hacia el discurso y visión que Greenaway posee como sello estético particular donde emplea elementos simbólicos) e inclusive surrealista. Hace uso de distintas herramientas interdisciplinarias, donde predominan recursos teatrales, tales como los elementos tonales de entorno, esto es escenografía y utilería, de igual modo se hacen presentes los vestuarios y sus colores en relación al signo.