Resumen:
El presente trabajo trata de explicar el papel que tuvo el municipio en la administración de su territorio en términos de los recursos naturales como los bosques, pastos, tierras y aguas después de promulgada la ley de desamortización de los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas del 26 de junio de 1856, los beneficios fiscales que obtuvo el municipio y el paulatino desplazamiento que sufrió a finales del siglo XIX y las tres primeras décadas del siglo XX. El desplazamiento se visualiza en dos niveles; primero, al interior debido a que los vecinos de los pueblos buscaron dejar fuera a las autoridades municipales de la administración de los bienes apoyándose del propio marco legal que les ofrecía el gobierno estatal para intervenir en los recursos de uso común como los ejidos (1890), y después la reforma agraria que consolidó el proceso, pues el Estado mexicano se declaró propietario de los principales recursos y dejó fuera al ayuntamiento en la administración de los ejidos. Segundo; la cuestión fiscal, pues al verse mermadas las arcas fiscales de los estados de la república con las medidas agrarias, el gobierno del Estado de México buscó lesionar los ingresos de los ayuntamientos.