Resumen:
Este artículo tiene por objeto exponer las herramientas teóricas y conceptuales que la fenomenología del cuerpo abona a la reflexión filosófica sobre el mal y el modo en el que estas se insertan en la fenomenología contemporánea del dolor, principalmente a través del concepto husserliano de corporalidad [Leib-Körper] desarrollado en los análisis de la constitución (Ideas II). La tesis principal que aquí sostengo es que el sentimiento sensible de dolor es una experiencia alienante del cuerpo propio, que se distingue estructuralmente del placer por la presencia despierta de un yo encarnado que sufre su cuerpo. En un primer momento justifico, a través de la distinción Ricoeuriana entre mal moral y mal sufrimiento, la necesidad de una fenomenología de la experiencia del mal que tome como punto de partida la corporalidad. En un segundo apartado desarrollo los aspectos principales de esa fenomenología, en relación con los niveles constitutivos del yo encarnado, aplicados al análisis de la experiencia del dolor crónico. En un tercer momento llevo estas mismas distinciones a la descripción del envilecimiento como la dimensión moral del mal sufrimiento, caracterizada por la intención de un otro hostil, de dañar o alienar la identidad del yo mediante la manipulación de los sentimientos sensibles de la víctima, a través de la creación de escenarios y condiciones materiales consideradas infra-humanas. El alcance último de este breve estudio es apenas exponer que, probablemente, una filosofía del mal debería hacerse cargo del sufrimiento de las víctimas, incluso antes de la polarización entre el mal-moral y el mal-sufrimiento, que parece suponer, ya siempre, ese suelo ontoteológico que recluye al yo sufriente en la pasividad, dándole apenas voz en el lamento.