Resumen:
"Hipotermia, sopor & soledad", ópera prima de Antonio Ojeda, recoge toda la pesadumbre de una voz lírica situada en dos principales momentos: el del viaje y el de la evocación de los nombres. Cualquiera que abra el libro de este joven autor, estará muy cerca del discurso elegíaco, uno de los más importantes de nuestra tradición poética. Si bien es raro encontrar sustancia jovial en el texto, delimitado por la lamentación, el ritmo de las imágenes determina la experiencia estética y el asombro, porque, siguiendo a Víctor Hugo, “la melancolía es el placer de estar triste”. Y la poesía de este corte es la aceptación del llanto. Si todo poeta busca repartir su lágrima, es porque desea sentirse menos solo. “Llevo conmigo / un arsenal de nostalgia”, son los versos inaugurales que, en su discurrir, se convierten en más agua, en naufragio de hombre solo: “El único destino posible / siempre ha sido el mar”. Con la garantía de emociones sinceras, y la generosidad del autor, esta obra nace con un aliento universal, siempre cerca de la carne en trashumancia que construye la memoria desde las acritudes de la vida.