Resumen:
El desorden provocado por la guerra de independencia y la dislocación del sistema colonial darían lugar a un sinnúmero de individuos que buscaron, a través del bandolerismo, una forma de subsistir. En los escombros de la lucha libertaria, la deficiencia de los sistemas y la ausencia de un Estado fuerte, los bandidos encontrarían la oportunidad para hacer valer sus intereses personales. En medio de los continuos conflictos políticos, los bandidos se aprovecharían de las posibilidades que para delinquir otorga un Estado débil.
La presente investigación se centra en los bandidos germinados por el movimiento armado de Independencia que luego evolucionarían a la par que los intereses extranjeros y nacionales a mediados del siglo XIX. El escenario de este trabajo es el valle de Toluca entre 1821 y 1847, en donde sus haciendas, casas, caminos, calles y plazuelas fueron los principales testigos de estos personajes, individuos temidos, perseguidos y a veces mitificados por el imaginario colectivo, e incluso por historiadores. Este trabajo sustenta la tesis de que la variable explicativa de este bandolerismo decimonónico –contrariamente al modelo marxista / eurocéntrico propuesto por Hobsbawm– es la falta de un Estado fuerte. Igualmente, la tesis desprende a los bandidos de su aura mítica descubriendo cuáles fueron las principales motivaciones que los llevaron a infringir la ley –donde el hambre es excepción y la rebeldía social está ausente–, así como sus lugares de origen, zonas de acción, modos de operar, tamaño de sus agrupaciones, grado de violencia implementada, antiguos oficios y antecedentes criminales. Estas interrogantes fueron en mayor o menor grado resueltas a partir de 50 expedientes provenientes del Archivo General del Poder Judicial del Estado de México.