Resumen:
La urbanización es una de las tendencias más transformadoras del siglo XXI. Las ciudades son la fuerza dominante en el crecimiento económico, el desarrollo y la prosperidad en los países desarrollados y en proceso de desarrollo. A través del periodo del Objetivo de Desarrollo del Milenio (2000–2015), las ciudades han sido el catalizador para sacar a muchos de los pobres del mundo fuera de la pobreza y proporcionar nuevas oportunidades de educación, empleo y prosperidad, en parte debido a sus economías de escala, mayor eficiencia en la gestión de recursos y la innovación.
La gestión del agua es una de las principales tareas en una ciudad y hacerla bien es necesario para las ciudades y sus habitantes para que ambos sobrevivan y prosperen. De esta forma en muchas zonas del mundo, la gestión del agua cae (total o parcialmente) bajo la responsabilidad de los gobiernos locales y/o regionales, ya sea porque se encuentra en el marco regulatorio de las leyes o por necesidad cuando las responsabilidades no son claras o están ausentes otros actores.
En México, el servicio no garantiza el suministro del agua en cantidad, continuidad y calidad para consumo humano situación que se ha convertido en un reto para la administración pública, sobre todo, en las grandes ciudades.
En diversas ocasiones se ha cuestionado el desempeño gubernamental en la solución de uno de los problemas públicos fundamentales que afectan a la ciudadanía; el servicio público del agua potable. En especial, se ha cuestionado a los organismos operadores de agua responsables de ofrecerlo, sin embargo, pocos o tal vez casi nadie puede ofrecer un servicio a la población cumpliendo con los requisitos indispensables. Esto lleva a la pregunta ¿Las crisis del agua, son fundamentalmente crisis de Gobernanza?