Resumen:
La sociedad puede presentarse como un objeto de estudio amplio y heterogéneo. En las investigaciones sociales, entender los medios de los cuales ciertos objetivos, sean cuales sean, devienen y son relevantes para los hombres, es harto interesante. Las razones por las que las personas se agrupan en comunidades; la conformación de sus obligaciones para con sus semejantes; la creación de procesos de interacción más inmersivos; la implementación de instituciones reguladoras y la división de grupos dentro de una comunidad, son sólo algunos ejemplos de hechos o fenómenos que los investigadores buscan dar una explicación o por lo menos racionalizar objetivadamente dentro de práctica colectiva.
Desde aprender a comunicarse a través de señales y signos, hasta las diferentes etapas en las que se logró adquirir, moldear y estructurar el lenguaje y con ello establecer una congruencia colectiva, los intereses e intenciones de los sujetos en sociedad siempre respondieron a la conformación de modelos que estructuran el desarrollo que la sociedad en sí misma va produciendo. La repartición de los bienes materiales, los acuerdos legales, cívicos y morales, la presencia de una ideología centralizada y la utilización de mecanismos moderadores para regular la convivencia, desarrollo y relación que los actores involucrados forman, continuamente han estado enmarcados bajo los lineamientos de la organización. Todo esto posibilita a que el hombre se asocie con otros para construir comunidades y, de esta manera, impulsar acciones que avancen bajo esquemas más desarrollados, cada vez con mayores dimensiones y grados de especialidad.
En la actualidad, con el surgimiento de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), la dinámica de creación de vínculos sociales se ha tornado diferente hasta el punto de poderse considerar que existe una trasformación de la comunicación y una trasmutación de la socialización. La asimilación de las herramientas tecnológicas permite producir nuevas formas de integración social y subjetivas, así como la captación derivada de la creación de nuevas comunidades virtuales que impulsan el surgimiento de identidades que no se preocupan más por las limitaciones geopolíticas, territoriales o culturales, así como tampoco se ven limitadas por aspectos generacionales y, en cierto grado, socioeconómicos.