Resumen:
Merleau-Ponty no es oficialmente un “esteta”, tampoco un filósofo del arte, sin embargo, la orientación de su pensamiento lo llevó inevitablemente hacia el arte y la estética. El vínculo implícito y latente, que amalgama discretamente filosofía y estética dentro de su obra, está presente como una sombra luminosa que contrasta y armoniza los problemas esenciales. Es difícil encontrar otro autor, en su género, que haya introducido tan tenazmente las imágenes de la pintura en la filosofía como lo ha hecho él, o que haya capitalizado los girones conceptuales de la poesía y el arte contemporáneo en toda su dimensionalidad fenomenológica, justamente porque su escritura se abre a ciertos ritmos de estilización o se dirige a ciertos efectos de pensamiento que escapan al convencionalismo filosófico. En el presente trabajo se retoma esta cosmovisión estética para discutir algunos problemas acuciantes de la fenomenología contemporánea, como son: lo irreflexivo, lo infinito y lo salvaje, con el propósito de plantear el “nacimiento del sentido” así como la génesis de la obra de arte. Finalmente, concluimos que la estructura que subyace al nacimiento de todo sistema de expresión, es la estructura de un “sentido haciéndose”.