Resumen:
La desigualdad de género desde la segunda mitad del siglo pasado ha sido un tema
presente en las agendas de los organismos internacionales, principalmente de la
Organización de las Naciones Unidas quién ha impulsado lineamientos de política
pública, mecanismos y soluciones para que los gobiernos reduzcan este tipo de
desigualdad. A partir de la Cuarta Conferencia Internacional de la Mujer en 1995
celebrada en Beijing, en la década de los noventa, el enfoque impulsado
internacionalmente para hacer frente a la desigualdad de género es el gender
mainstreaming o transversalidad de la perspectiva de género. El objetivo
fundamental de esta estrategia es incorporar el enfoque de género en la hechura de
las políticas públicas, su implementación, evaluación; en la toma de decisiones; en
todos los niveles y áreas de gobierno donde operan las políticas, programas,
organizaciones, procedimientos, y en cualquier acción que se planifique,
especialmente en el sector público.
Con la Plataforma de acción de Beijing la transversalización de la perspectiva de
género se ha convertido en un mandato normativo para las organizaciones del
Estado, y se ha difundido como una estrategia innovadora. Las decisiones públicas
son procesadas a través de las organizaciones del aparato estatal, las cuales
implementan políticas y traducen decisiones en cursos de acción con valor público
(Martínez, 2017).
Realizar políticas, programas y estrategias para disminuir la desigualdad de género
se ha convertido en un objetivo del Estado, donde la transversalidad de la
perspectiva de género se presenta como una respuesta de solución al problema de
la desigualdad de género.