Resumen:
A pesar de las modificaciones sustanciales experimentadas en el mundo del trabajo en las últimas décadas, éste mantiene aún un papel central en la vida de los individuos. Todas, o casi todas, las actividades giran directa o indirectamente en torno a él; no sólo como fuente de ingreso y estabilidad personal y familiar, sino también como forma de cohesión e integración social. De ahí que su escasez y condiciones deficitarias de calidad desencadenen un abanico de problemas y desajustes sociales. La incorporación al mercado de trabajo es aún una de las transiciones más importantes y complejas en la vida de las personas, con consecuencias diversas particularmente en los jóvenes que aspiran al primer empleo y a quienes lo logran en condiciones de mala calidad, inestabilidad, precariedad y bajos ingresos.
Descripción:
Durante la vigencia del modelo de Estado de bienestar, la intervención del Estado jugó un papel central en la resolución de los problemas económicos y de integración social, así como las políticas planteadas desde el keynesianismo, que incentivaban la demanda del mercado mediante la política de pleno empleo, de asignación salarial y redistribución del ingreso, y seguridad social laboral de los trabajadores. El Estado aseguraba, modificaba y regulaba las fuerzas del mercado, a través de medidas legislativas y administrativas, actuando como el agente central en la organización de la economía y mediador en la relación capital y trabajo.