Resumen:
La domótica entendida como el conjunto de técnicas de automatización del espacio construido y que complementa a la arquitectura clásica, ha impactado de manera importante la automatización de factores de confort en todos sus niveles estéticos, lumínicos, acústicos, climáticos, percepción de la seguridad y aprovechamiento energético. Ella se ha popularizado en los últimos años, siendo los Estados Unidos, Canadá y el norte de Europa, los principales exponentes y usuarios de estas tecnologías. Debido a sus altos costos de adquisición e instalación (Sophos, 2017), la tendencia en el uso de la domótica en países como México, Brasil y Chile, se encuentra dirigida principalmente hacia el ahorro energético en edificios de gran envergadura, dejando de lado el confort y la seguridad (IMEI),1 (Ramírez, 2017). En México, pese al gran número de grandes y medianas ciudades, a la alta densidad demográfica urbana y a la riqueza, la domótica se encuentra en un bajo nivel de uso (Sophos, 2017).
La disponibilidad actual de los avances tecnológicos de todo tipo crea la posibilidad de integrar y adaptar aplicaciones domóticas a bajo costo para la automatización de la vivienda (Augusto, 2006). La socialización y masificación de las tecnologías de la información; principalmente el teléfono inteligente, la computadora, el Internet, entre otros, muestra que la tecnología imbuye de forma importante todos los ámbitos de nuestra vida diaria. La arquitectura como profesión, no es ajena a esta integración tecnológica la búsqueda de soluciones de automatización en beneficio del habitante.
Una de las grandes áreas de investigación en la domótica, es la adaptación inteligente de los espacios construidos. El interiorismo, cuenta ya con una suma importante de dispositivos tecnológicos para la manipulación de los ambientes en el espacio habitado; tales como iluminación, temperatura, humedad, ventilación, acústica, etc. Estos son sólo algunos ejemplos de aplicación para mejorar el confort. Sin embargo, en este análisis de opciones tecnológicas, se ha encontrado un intersticio en el conocimiento y las tecnologías de la iluminación artificial, provocado por las tendencias del aprovechamiento energético, por una parte, y las posibilidades estéticas que se puede lograr con los recursos disponibles en el mercado, por otra.