Resumen:
Desde los primeros indicios de vida en el planeta los residuos han formado parte de la sociedad como producto de la interacción y el desarrollo de los seres en el medio ambiente, sin embargo la forma de vida y el modelo actual de producción- consumo; han propiciado que estos restos sean cada vez menos compatibles con los procesos naturales de reinserción haciendo más difícil la labor de gestionarlos.
El problema al que nos enfrentamos cuando un producto ha dejado de ser útil para nosotros es ¿Cómo me deshago de él? ¿En dónde lo pongo?, y la respuesta más sencilla que se nos ocurre es el cesto de basura y posterior a ello el camión del servicio de recolección; ya sea público o privado. Es así como miles de productos que cumplieron su ciclo de vida son acumulados y reunidos en un solo montón conocido comúnmente como “basura”.
En nuestro país los municipios son las entidades gubernamentales con mayor carga presupuestal y social para realizar esta labor, puesto que a este ámbito, la legislación mexicana le atribuye todo lo relacionado con la gestión de los denominados “residuos sólidos urbanos”. Debido a ello se torna de suma importancia el papel que esta entidad toma a la hora de elaborar sus estrategias para llevar a cabo la prestación del servicio público que atiende esta necesidad.
Lograr garantizar la sanidad del medio ambiente en el que se desarrollan sus habitantes, así como evitar el desarrollo de problemáticas de salud entre su población derivado de un mal manejo de los residuos sólidos; son hasta ahora los fundamentos que tiene el municipio para llevar a cabo de la mejor manera posible un servicio público de gestión de residuos sólidos. Sin embargo como lo podemos constatar día con día, los métodos que hasta ahora se han venido empleando para cumplir con esta tarea están dejando de ser viables, sostenibles y funcionales para evitar impactar de forma negativa al ambiente.