Resumen:
En México y a nivel mundial, los problemas derivados en personas que tienen sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus o cualquier otro tipo de síndrome metabólico cada vez más van en aumento, esto es un gran problema en la salud pública ya que estos síndromes que se generan, conlleva a complicaciones aún más severas, como son el caso de las enfermedades cardiovasculares, donde el no llevar un cuidado y control adecuado traerá consecuencias irreversibles, por ejemplo el aumento de la mortalidad. El síndrome metabólico en pacientes aumenta en cinco veces el riesgo de sufrir diabetes mellitus tipo 2 y en dos veces el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular en los próximos 5 a 10 años comparados con individuos sin síndrome metabólico. Además, los pacientes con dicho síndrome tienen un riesgo de dos a cuatro veces de sufrir derrame cerebral y de tres a cuatro veces de sufrir infarto al miocardio. Por otra parte también se comprende un conjunto complejos de factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares y diabetes, entre los que se incluyen: un aumento de la concentración de glucosa y triglicéridos en la sangre, disminución de la concentración de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y del colesterol, aumento de la presión arterial y del diámetro de la circunferencia abdominal. Si no se tiene una dieta balanceada y equilibrada, que contemple todas nuestras necesidades de nutrientes, vitaminas y fibras, entonces estamos hablando de una mala alimentación, la cual conlleva a disminuir la respuesta del sistema inmunológico, alterar el desarrollo físico y mental e incrementar la vulnerabilidad a las enfermedades, así como los factores conductuales, tal es el caso del sedentarismo, consumo de tabaco, alcohol, falta de actividad física. Las recomendaciones alimentarias y nutricionales deben personalizarse, el paciente debe sentir que tiene el control sobre la situación. También deben proveerse recomendaciones realistas, el objetivo es el progreso en el cambio, no la perfección del objetivo. Igualmente no se debe pasar por alto que las prescripciones dietéticas que recomiendan restringir el consumo de ciertos grupos de alimentos pueden causar deficiencias nutricionales e incrementar el riesgo de afecciones en la salud. El presente estudio tiene como objetivo evaluar la alimentación, los patrones de consumo y los conocimientos sobre alimentación que tienen personas con síndrome metabólico. El diseño de la presente investigación fue cuantitativo, se utilizó un tipo de estudio exploratorio y trasversal. La muestra estuvo conformada por 41 adultos de entre 18 y 50 años seleccionados del centro de salud Santa Isabel Ixtapan ISEM, que cuentan con síndrome metabólico. Para la recolección de datos se utilizaron dos instrumentos, el primer instrumento que está dirigido para ver la alimentación de las personas y consta de 16 preguntas. El cuestionario fue diseñado por la fundación MAPFHRE. El segundo instrumento está compuesto por 4 categorías: hábitos alimentarios, estado nutricional, alimentos y nutrientes y alteraciones o procesos relacionados con la alimentación y consta de 27 preguntas, donde este mide los conocimientos que tienen las personas acerca de la alimentación y la nutrición. Los datos fueron capturados en una base de Excel. Así mismo los datos arrojaron que los participantes no siguen ningún tipo de plan alimentario o no tienen una alimentación equilibrada, muestran tener una alimentación correcta pero no lo llevan, ya que el consumo de alimentos chatarra y comida rápida son muy eventuales en sus días y semanas, así como un bajo consumo de frutas y verduras. Respecto a los conocimientos generales de alimentación y nutrición, la mayoría de los participantes tienen un conocimiento bajo, medio, lo cual es relevante ya que no saben cómo consumir sus alimentos, tanto como las cantidades y los beneficios que genera cada alimento. La educación para la salud juega un papel muy importante ya que la frecuencia en como las personas consumen alimentos inapropiados cotidianamente, hábitos inapropiados, estilos de vida malos, son pieza clave para que los educadores para la salud entren y modifiquen dichas conductas que, donde las prácticas a seguir sean favorables y modificables hacia estos grupos vulnerables. Finalmente, se diseñó una propuesta de un programa en educación para la salud, para la promoción de hábitos saludables en torno a las personas que tienen síndrome metabólico.