Resumen:
Franz Rosenzweig escribió una obra filosófica relativamente breve, pero bastante enriquecedora que apuesta por un nuevo pensamiento que busca como criterio de verdad ya no el mundo de las abstracciones, sino el de la experiencia, pero no una experiencia acotada en los límites de lo epistemológico, sino de una que es respaldada por la vivencia (erlebnis). Este nuevo pensamiento adquiere su característica más propia en el hecho de que abreva del sentido común, es decir, parte de aquellos supuestos que cierta filosofía daba por descontados. En el sentido común encuentra la instancia desde la cual la reflexión filosófica se hace posible sin el olvido del mundo real y concreto que la filosofía había olvidado al tratar de hacer asequibles las esencias, siempre atemporales, en las que se cifraba la búsqueda incansable de la filosofía. De aquí se desprende una crítica fundamental al filosofar moderno que desechaba el entorno del filósofo y reducía toda la realidad a la conciencia del yo, del que posteriormente resultó un absurdo idealismo desde el que se impuso una filosofía totalitaria que cerraba paso a toda alteridad. Este texto trata de efectuar una reflexión a la luz de los seis grandes conceptos que articulan el tan anhelado sistema de filosofía del autor judío, tales conceptos son: Dios, hombre, mundo; creación, revelación, redención. Así pues, el presente trabajo se da la tarea de rastrear la importancia que estas categorías tienen al interior del sistema de filosofía rosenzweiguiano, y uno de los hallazgos fundamentales es que, en el fondo, todos estos conceptos están interconectados, por lo que guardan una constante relación. El propósito de este trabajo, consiste, pues en señalar que en existe una relación especial entre Dios y el hombre, y entre el hombre con el otro, es decir, con el prójimo, a dicha relación se le puede denominar dialógica porque es un encuentro en el que el Yo se constituye auténticamente como hombre en la medida que sale al encuentro del otro, pero no es cualquier tipo de encuentro, sino de aquel que está inspirado en el amor al prójimo, como mandamiento que Rosenzweig interpreta de las escrituras veteroestamentarias. En este sentido, el texto sostiene pues la posibilidad de una filosofía dialógica, enfatizando cuáles son los supuestos en los que ella se basa y cuáles las implicaciones que tendría en el mundo real. En el intento de bosquejar una filosofía así, se encuentra el desarrollo de otros conceptos que, igualmente respaldan esta postura, tales como el tiempo, la eternidad, el nombrar, el amor, etc.