Resumen:
Cuando se habla de filosofía política contemporánea, se aborda directamente su impacto en la vida de todos los que están insertos en ella. El ejercicio del poder que Michel Foucault ya señalaba en sus reflexiones nos habla de una forma de organización que lleva emparejada, obligatoriamente, una ontología. Todo sistema político presupone lo que es el ser antes de que este sea mientras jerarquiza el mundo. Si como pensaba Platón y Aristóteles, hay entes cuya definición se establece por el rol que cobran a la sombra de lo que la polis necesita, entonces, no es una extrañeza considerar que en un estado moderno o contemporáneo, los seres humanos no sean otra cosa que elementos previamente definidos antes de ser. Así, autores como Deleuze, Reale, Ricoeur o Jaeger, nos hacen pensar que esta definición no es otra cosa que obra de la tradición más que del pensamiento filosófico de su época. En efecto, la imagen del pensamiento, definición del pensador Deleuze, logra descifrar esta condición al revisar atributos propios de lo que es la diferencia fuera de la esfera de la identidad.
Este documento desea exponer cómo las expresiones del poder en un sistema político tienen su sustento en la condición ontológica que otorgan a sus integrantes, en especial, a todos aquellos cuerpos que lo conforman porque, como cuota de pertenencia, un cuerpo debe sufrir la imposición de su definición a priori y a perpetuidad para responder a los fines externos. Estas restricciones están determinadas, según la investigación de Gilles Deleuze y Giorgio Agamben, desde cierta perspectiva tradicional de la filosofía que trata de establecer como conceptos estáticos a las nociones de acto y potencia. Si bien son conocidos por las referencias históricas a Aristóteles, también es un hecho que la conformación propia de éstos está en los megáricos, mucho antes que en los estudiantes del liceo; por ello, es menester conocer cómo estaban delimitadas estás consideraciones terminológicas para saber cómo opera el poder sobre los cuerpos.
Bajo esta reconsideración, Agamben determina la posibilidad radical del concepto potencia que está inscrito directamente en lo que hemos considerado como un cuerpo. Lo que pensemos del cuerpo será la determinación de nuestras consideraciones sobre la política, la filosofía y el poder. Considerar qué es un cuerpo y cómo es afectado por otro son el epicentro de una nueva política filosófica porque, detrás de ellos, subyace la noción de potencia que no ha sido explorada más que a la sombra de otros conceptos. Es momento de posicionarla al centro de la reflexión para conocer, como diría Spinoza, qué puede un cuerpo