Resumen:
El jitomate (Solanum lycopersicum L.) es un cultivo que se produce anualmente, pero cuyo ciclo ontológico es perenne, siendo esta una de las hortalizas con mayor relevancia en la economía del país ya que representa el 21.55% de la producción total de hortalizas a nivel nacional. El consumo local del jitomate también es de alta importancia en México, pues según datos del SIAP en 2018, el consumo anual per cápita es de 15.2 kg. Si bien su consumo en fresco es predominante, es también utilizado como producto industrializado para la elaboración de pastas, salsa, puré y jugos. La nutrición constituye una de las prácticas de manejo indispensables para la producción de jitomate. El N es, después del agua, el factor de crecimiento más importante para las plantas cultivadas. Por otra parte, el fósforo (P) es uno de los elementos principales que requieren todas las especies vivas para crecer y desarrollarse. La urea [CO(NH2)2] es el principal fertilizante nitrogenado a nivel mundial; tiene ventajas para la industria agrícola, como una alta concentración de N (46% N), y menores costos de producción y comercialización en comparación con otras fuentes de N. En los últimos años, ha existido un interés en los compuestos que inhiben la ureasa en los suelos siendo el N-(n-butil) triamida tiofosfórica (NBPT), el que más exitosamente se ha posicionado en el mercado. Asimismo, los fosfitos son considerados como bioestimuladores de la Resistencia Sistémica Adquirida (SAR); y aunque no pueden ser utilizados como fertilizante directamente, pueden ser oxidados a la forma de fosfatos, los cuales son utilizados como nutrientes en los cultivos. En años recientes, el desarrollo de películas comestibles (PC) y recubrimientos comestibles (RC) aplicados a productos hortofrutícolas tanto frescos como mínimamente procesados, ha generado recientes avances respecto al efecto sinérgico de los componentes sobre la vida de anaquel de dichos alimentos, siendo las sales de alginato uno de los polímeros para la producción de RC. El presente trabajo se desarrolló bajo condiciones de invernadero en la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma del Estado de México Se estableció un experimento completamente aleatorizado con arreglo factorial de 3x4, teniendo tres niveles de aplicación de urea NBPT (0, 40 y 80 kg/ha) y cuatro niveles de fosfito de potasio (0, 4, 5 y 6 l/ha. Debido al brote de la pandemia del COVID-19, cuyo primer caso registrado en México fue del 27 de febrero de 2020, hubo una suspensión general de labores a nivel nacional, lo cual imposibilitó que se llevara a cabo la fase del manejo poscosecha del cultivo utilizando el material vegetal de la fase de campo. Sin embargo, se realizaron adecuaciones para establecer el experimento poscosecha en instalaciones caseras, y se obtuvieron frutos de productores del municipio de Villa Victoria, Estado de México. La formación del recubrimiento comestible se realizó mediante el método de inmersión, el cual consiste en tomar el fruto de jitomate y sumergirlo en primera instancia en la solución de alginato de sodio durante 10 segundos. Inmediatamente, se sumergió el fruto en la solución de lactato de calcio durante 120 segundos para que se formara el recubrimiento. Una vez retirados los frutos de la solución de calcio, se dispusieron en una malla a temperatura ambiente durante 2 horas, para evitar el exceso de humedad en los recubrimientos. El uso de la urea NBPT y el fosfito de potasio, aplicados como fertilización de fondo en un plan de nutrición ya establecido, ayuda a mejorar los parámetros fisiológicos de los cultivos, así como el rendimiento y calidad del fruto, debido a que ambos fungen como fertilizantes cuya degradación a moléculas aprovechables por las plantas como nutrimentos se realiza de manera paulatina, por lo que los cultivos tienen una disponibilidad de nutrientes por mayor tiempo. En la parte de la nutrición y manejo de cultivo, el tratamiento 11 (80-5) es el que mejores resultados mostró no solo a nivel fisiológico, en las variables de índice de verdor, clorofilas totales, área foliar, índice de área foliar y tasa de asimilación neta, sino también en el tamaño y peso de fruto, los cuales son componentes principales del rendimiento del cultivo. Por otra parte, la aplicación de un recubrimiento comestible de alginato de sodio en frutos de jitomate ayudar a preservar los parámetros de calidad de los frutos en diferentes grados de madurez, en comparación con los frutos que no fueron tratados con estos recubrimientos comestibles; esto, debido a las características de los recubrimientos tales como la formación de una barrera semipermeable que retrasa el intercambio gaseoso y, por ende, la tasa de maduración, así como retrasa la aparición de microorganismos y su incidencia en los frutos.