Resumen:
La reciente reforma de Violencia Política contra las Mujeres en razón de Género, motivo de la investigación que despertó la interrogante de saber si la misma termina con la VPMG y logra la Democracia Paritaria en México. Éste es uno de esos asuntos públicos y privados complejos que reta las estructuras tradicionales de los gobiernos y sus poderes, para hacer las cosas de forma distinta desde la cultura, este tipo de problemas y contextos son imposibles de entender de manera
aislada por su incidencia multifactorial, existen importantes factores, diversos, contrapuestos, contradictorios, que van desde lo psicológico hasta lo económico, lo político hasta lo educativo, los partidos políticos y las candidaturas, los cargos
públicos por designación de las mujeres y el ejercicio pleno de sus liderazgos, los estereotipos y el papel de los medios de comunicación.
La historia no le dio nombre hasta hoy, pero estuvo allí, injustamente es “el costo”, se ha dicho, que se cargó a las mujeres por romper estereotipos de género y participar en la vida política de sus entornos, a muchas como a la francesa Marie Gouze conocida como Olympe de Gouges, a quien se debe la “Declaración de los Derechos de las Mujeres”, le costó la vida y fue guillotinada en 1793.
En México, el parteaguas de avance de Derechos Humanos y no discriminación, ha sido la reforma del 10 de junio de 2011 con su incorporación en la Constitución, generador del gran cambio de visión y de protección de derechos fundamentales, se ha dicho que los derechos político electorales de las mujeres es función que corresponde a los órganos electorales, sin embargo el ejercicio que hace posible que un órgano electoral proteja los derechos político electorales, es una “responsabilidad y función” de las propias mujeres, su introyección es mucho más profunda que únicamente jurídica, “el estudio” de éste fenómeno es reciente, así como el engranaje jurídico electoral, que ha sido posible gracias al Cabildeo y Negociación Legislativa, de las mismas mujeres en virtud de su creciente presencia y participación en las Cámaras. Inaceptable que el Constituyente de 1917 dijera que las mujeres no participaban en política porque no les interesaba, que no había movimientos sociales que demandaran sus derechos y difícilmente podían opinar sin ninguna para hacerlo, de lo que la historia da cuenta distinta.