Resumen:
La irrupción de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información han modificado por completo las dinámicas de comunicación entre la ciudadanía y las formas de participación en la esfera pública digital. Las redes sociales como medios de comunicación digitales suponen mecanismos de coordinación colectivos (Resina, 2011) que facilitan la participación política. Representan un espacio de oportunidad para la participación y la deliberación de los asuntos públicos, sin embargo, este proceso se ve determinando en gran medida por la cultura política de los usuarios.
Las redes sociales y su espacio público permiten una nueva vía de participación, y contemplan una oportunidad para el activismo y la deliberación de asuntos públicos (Resina, 2011). Por lo tanto, el uso correcto de estos medios de publicidad de las opiniones privadas, deben estar correspondidos con el interés por la participación, por la creencia en la democracia, y el sentimiento positivo de la capacidad propia por hacer un cambio, es decir, con el compromiso cívico.
Al igual que la esfera pública tradicional, la esfera digital, permite la discusión y la deliberación de los asuntos públicos, y representa un medio para ejercer demandas y críticas hacia las prácticas políticas del gobierno. Del mismo modo, la participación política y los mecanismos dispuestos para materializarla en la esfera pública digital, determinan la efectividad de los esfuerzos destinados al cambio social.
Las redes sociales representan un mecanismo para la democratización de la toma de decisiones políticas, pero son tan solo un medio o un espacio que lo permite; la efectividad la determina el usuario. La ventaja que supone el espacio digital, es que la comunicación y la participación superan las limitaciones espaciales y temporales, así como las estructuras intermedias de representación, permitiendo al usuario comunicar, dialogar y debatir los asuntos públicos, desde cualquier lugar y en cualquier momento.