Resumen:
El ordenamiento territorial como política gubernamental implica un proceso planificado del territorio donde lo técnico, lo político y lo administrativo juegan un papel específico; busca propiciar cambios positivos en la organización del espacio, al tiempo que busca atender problemas territoriales emanados de conflictos de interés, sin embargo, algunas políticas de ordenamiento territorial acrecientan graves problemas sociales para la población específicamente rural.
En la actualidad, distintas formas de gobernar, aunadas a condiciones específicas y a la dinámica del modelo económico vigente, han reconfigurado los territorios y poblaciones de tal suerte que en ocasiones estos se han visto amenazados en varios de sus componentes.
Algunas políticas territoriales han propiciado que los servicios fundamentales se centralicen mientras que los alrededores quedan sin cobertura alguna, lo cual amplia, problemas sociales existentes en las localidades. La incorporación de nuevos modelos de urbanización conlleva un proceso de reestructuración y cambios en el territorio que implica en la mayoría de los casos destrucción del medio ambiente, desigualdad al interior de la zona, ruptura de las relaciones sociales como el trabajo, la cultura, las tradiciones, la familia, entre otras.
La desintegración social ha tenido un aumento progresivo en las dos últimas décadas, por lo cual sus impactos han sido mayores en la sociedad. Dicho fenómeno tiene múltiples causas que posibilitan diferentes enfoques para su estudio, lo que se plantea en la presente investigación es abordar la desintegración social en relación con la incorporación de nuevos modelos de desarrollo territorial, partiendo de un análisis crítico sobre la urbanización reciente que se ha ido impulsando hacia regiones y municipios con características rurales.