Resumen:
La sexualidad y el trato a las infancias permanecieron durante mucho tiempo en el ámbito de lo privado; la sexualidad convertida en un tabú y las infancias concebidas como subordinadas a la estructura familiar patriarcal. El surgimiento de los derechos humanos ha permitido que estos dos aspectos se conviertan en temas de discusión pública, así surgen los derechos de las infancias y los derechos sexuales. Sin embargo, aún encontramos resistencias jurídicas y sociales para abordarlos.
Las resistencias incrementan cuando se intenta conjuntar ambos elementos para hablar de los derechos sexuales de las infancias. En el ámbito de las políticas públicas, cuando se abordan problemáticas que involucran sexualidad e infancias suele hacerse desde un enfoque de protección de las violencias sexuales; dando una connotación negativa a la sexualidad. Y si bien es necesario fortalecer las estrategias orientadas a la prevención de delitos como el abuso sexual infantil, la trata infantil con fines sexuales o la pornografía infantil, abordar la sexualidad requiere de una mirada integral que articule un enfoque de género y un enfoque de derechos humanos, sobre todo en el caso de las infancias.
Estas violencias se ejercen en mayor medida contra niñas lo que da cuenta de que aunque se intenta proteger a las infancias de las violencias sexuales ha sido insuficiente y no se ha hecho bajo un enfoque de género, pues son ellas quienes siguen siendo las principales víctimas de delitos como el abuso sexual, la trata infantil con fines de explotación sexual y la pornografía infantil. Por otro lado, roles y estereotipos de género en torno a la sexualidad comienzan a interiorizarse desde la infancia y desde esta etapa también se ejerce violencia de género basada en esos estereotipos entre pares. Por lo cual es importante darles herramientas para deconstruir estas acepciones.