Resumen:
El presente texto sostiene que la crisis del Estado mexicano responde, más que al desgaste del
régimen político o a la inconmensurable corrupción del sistema político, a la falta de una forma estatal
nueva consolidada (neoliberal), en el sentido que el marxista Nicos Poulantzas la concibe. La
construcción de la forma intervencionista fue exitosa y mostró un Estado fuerte, consolidado y
eficiente, se debió, en buena medida, a una especie de venturosa coincidencia entre las condiciones
del capitalismo monopolista de finales del siglo XIX y principios del XX que exigieron la abierta
intervención estatal en la economía, y el proceso político de reagrupamiento y ordenamiento de las
fuerzas políticas después de la revolución. Dicha coyuntura marcada por la “fortuna”, si es que cabe
la expresión, durante el periodo de construcción del intervencionismo, no se repitió en su etapa de
crisis o de desmantelamiento, ya que la lógica estructural del capitalismo mundial se reajustó en un
sentido pero los procesos políticos en México se desenvolvieron en otro, por lo que no se consolidó
una forma neoliberal del Estado.