Resumen:
El brote de COVID-19, originado en Wuhan a finales de 2019, se propagó por América Latina a partir de febrero de 2020. En México, las medidas de distanciamiento y confinamiento se implementaron entre marzo y abril de ese año, resultando en 142,690 casos confirmados y 16,872 defunciones para finales de mayo. Un estudio del CRIMM de la UNAM destaca que el virus afecta de manera desproporcionada a la población vulnerable, con el 70% de los fallecidos siendo hombres y el 71% con educación primaria o inferior. Además, el 46% eran jubilados, desempleados o tenían empleos informales sin acceso a la seguridad social.
Las medidas en México han transformado la dinámica habitacional, según un informe sobre las condiciones de habitabilidad. La desigualdad socioeconómica y de género en el acceso a bienes y servicios se ve exacerbada por la nueva realidad de aislamiento. Se destaca la importancia de espacios públicos cercanos para actividades recreativas y acceso a servicios esenciales. Sin embargo, el acceso a internet es limitado, afectando las actividades diarias en línea para el 34.2% de la población. Estos resultados subrayan las diferencias en la habitabilidad durante la contingencia sanitaria y revelan nuevas formas de proximidad en los ámbitos físico y virtual.