Resumen:
Una gran parte de la cultura mexicana tiene que ver con lo que representa ideológica, política, civil, religiosa y económicamente la dominante familia heterosexual, constituida por la unión sexual de una mujer y un hombre, con fines reproductivos. Sin embargo, a partir del año 2009, en México se materializó jurídicamente en la ciudad de México, la vía para que las homoparejas mayores de edad puedan contraer matrimonio por vía civil. A partir de ello, incluso con distintas figuras jurídicas, es posible la celebración de este tipo de matrimonios en las 32 entidades del país[1]. He aquí que estamos frente a un desafío para la interculturalidad con respecto al espectro que actualmente configura la diversidad familiar en el país. En la ponencia analizamos cómo el planteamiento hegemónico de la familia heteronormativa, pese a los recientes avances en materia de derechos humanos, de reconocimiento a la identidad sexo-genérica y a otras prerrogativas estipuladas en la Constitución, no se ha logrado la plena coexistencia entre matrimonios y familias hegemónicas y otras formas de vida conyugal-familiar, especialmente aquellas constituidas por las homoparejas y sus respectivos hijos(as), propios o adoptados.