Resumen:
La mortalidad es un tema que siempre ha tenido relevancia en las estadísticas
poblacionales, debido a que junto con la fecundidad y la migración determinan la
dinámica demográfica (Welti, 1997).
El estudio de la mortalidad sirve como indicador del avance socioeconómico y
sanitario, mediante el cual se observa la evolución y tendencia de los factores de
mayor preocupación universal de la humanidad: la salud, la extensión de la vida y
la posibilidad de evitar la muerte prematura se traducirían en el aplazamiento de la
mortandad de los individuos por alguna causa endógena, como es el cáncer de
mama. Lo anterior permite encontrar diferencias entre grupos sociales, áreas
geográficas, así como en grupos poblacionales desagregados por edad y sexo, para
así determinar el grado de adelanto o atraso en las condiciones de bienestar
(Martínez, et. al., 2015).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021), el cáncer de
mama ha tomado importancia a lo largo del tiempo a nivel mundial, considerándose,
así como la principal causa de mortalidad en las mujeres, teniendo más presencia
en países de ingresos bajos y medianos.
Ahora bien, la trayectoria ascendente que ha tenido el cáncer de mama (CaMa) se
encuentra vinculada con el estilo de vida, así como con las transiciones demográfica
y epidemiológica, procesos que, si bien han favorecido el aumento en la esperanza
de vida poblacional, han llevado el desarrollo de enfermedades crónicodegenerativas. De manera que describir la magnitud del CaMa resulta importante,
pues destaca como la causa de muerte más importante por tumores malignos en
las mujeres latinoamericanas (Lozano-Ascencio et al., 2009).