Resumen:
En 1992, cuando se elaboró el principio en la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y
Desarrollo, el cual establece: “Con el fin de proteger el medioambiente, los Estados deben aplicar
ampliamente el criterio de precaución conforme a sus capacidades.
Derivado de lo anterior, se considera pensar en el desarrollo sustentable desde la ética, es decir,
incluir la sustentabilidad dentro de las responsabilidades humanas.
De ahí la necesidad de que frente al desarrollo sustentable se construya una bioética ambiental
apoyándose en el actuar del individuo con responsabilidad social y ambiental, centrada en lo
humano, siendo este un camino de apropiación de la problemática humana y ecológica.
Estos esfuerzos se originan en la investigación, el desarrollo tecnológico y desde luego en
la educación formal y no formal, es decir desde el hogar y en las escuelas, ya que la actitud del ser
humano frente a su medio debe ser con conciencia y con conocimiento para fortalecer los cambios
y cuidados del medio ambiente.