Resumen:
El año 2015 significa la reproducción de un hito abocado al desarrollo internacional, ya que en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas se aprobaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, directrices supranacionales a favor de las personas, el planeta, la prosperidad y la paz.
Su incorporación a la escena mundial se debe a los continuos estadios de indefensión y temor en el que coexisten millones de personas, donde la pobreza, malnutrición, inseguridad y vejación a sus derechos fundamentales inhibe de manera tajante la consecución de su autorrealización.
La transición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) denota áreas de oportunidad hacia la proliferación de libertades y capacidades, aunado a la satisfacción de necesidades indispensables en aras de emprender cualquier actividad deseada. Para conseguir lo citado, resulta pertinente cimentar esquemas sólidos de gobernanza multinivel, meta gobernanza y gobernanza en red, donde distintos actores gubernamentales y no gubernamentales participen activamente en la resolución de problemas comunes.
Partiendo de esa noción, los gobiernos locales asumen un papel activo en torno a coadyuvar en el cumplimiento de los ODS, para lo cual tienen que apropiarse de los mismos, incidiendo notoriamente en su materialización.