Resumen:
Durante el siglo XX, la economía mexicana pasó por una serie de cambios significativos en su política económica y su estructura productiva. En la década de 1940, el país inició el llamado "milagro económico mexicano", un periodo de fuerte crecimiento económico basado en una política keynesiana de intervención estatal en la economía, este modelo fue bautizado en México como modelo de “desarrollo estabilizador”.
Dentro del marco keynesiano del modelo de “desarrollo estabilizador”, se implementaron políticas que buscaban promover el desarrollo industrial y reducir las desigualdades económicas, como la nacionalización de la industria petrolera y la creación de empresas estatales en sectores estratégicos. A su vez se establecieron políticas de protección a la industria nacional como “la sustitución de importaciones” y se fomentó el mercado interno a través del gasto público y el aumento del salario mínimo.
Sin embargo, el uso de políticas keynesianas generó una serie de problemas a largo plazo, como la inflación, el endeudamiento externo y el estancamiento económico en la década de 1970. Esto llevó a México a iniciar una nueva fase de desarrollo económico, el cual, apoyándose en la boyante industria petrolera, sustituiría al modelo de “desarrollo estabilizador” por el modelo de “desarrollo compartido” en un intento de estimular el crecimiento económico y reducir la inflación al usar una política keynesiana más agresiva dirigida al gasto público con la adquisición de más de 1155 empresas por parte del Estado entre 1970 y 1982, no obstante, la caída en los precios del petróleo a nivel internacional sería la gota que derramaría el vaso, ya que la mayoría de los ingresos del gobierno dependían de este sector.