Resumen:
El artículo esboza y discute cómo el sistema democrático de América Latina (AL) ha perpetuado la proliferación de desigualdades
económicas, sociales, educativas, entre otras. El sustento teórico-conceptual analizó literatura especializada y los indicadores
internacionales para reconstruir ontológicamente la realidad de una región rica en recursos, pero carente de sistemas políticos
equitativos e igualitarios para el bienestar de las y los ciudadanos. Metodológicamente, se utilizaron estimaciones de bases de datos y
publicaciones estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en cuanto a índices de concentración
de Gini de 13 países latinoamericanos. La interpretación de resultados se realizó con ayuda de la curva de Lorenz, herramienta que
mide la desigualdad de ingresos de una población. De esta manera se pudo inferir qué se ha hecho desde el punto de vista sociopolítico
para reducir las asimetrías socioeconómicas y qué acciones se han emprendido para consolidar la democracia en América Latina. Entre
los principales hallazgos se tiene que AL es la región más desigual del mundo como producto de gobiernos frágiles que desconocen
las realidades de los países latinoamericanos. Autoridades e instituciones no han sabido dar respuesta a las necesidades de su población
ni han tenido la voluntad política para hacerlo; por consiguiente, han optado por discursos populistas y utópicos, así como prácticas
poco eficaces para hacer frente a una desigualdad lacerante que parece no tener fin. En conclusión, la consolidación de la democracia
como una forma de vida es crucial para reducir los índices de desigualdad. Se debe pensar en la instauración de principios como:
libertad, igualdad, equidad y justicia social, elementos vitales para sacar a América Latina de una posición histórica de sumisión y
estancamiento socioeconómico.