Resumen:
Las Cámaras de Diputados y Senadores funcionan en dos periodos de sesiones cada
año y durante sus recesos se integra la Comisión Permanente, que desempeña las
facultades que la Constitución Política señala, que si bien no son para la creación de
leyes si suple algunas facultades competencia del Congreso de la Unión.
El marco jurídico aplicable a la Comisión Permanente no regula integralmente su
funcionamiento ni el de sus 3 comisiones de trabajo, por lo que frecuentemente surgen
conflictos entre sus miembros por no tener reglas claras que regulen los debates y
procedimientos que se deben seguir al momento de desahogar un asunto.
Para solucionar lo anterior, al inicio de cada Comisión Permanente los legisladores que
la integran aprueban un “acuerdo” que regirá el funcionamiento de éste órgano, sin
embargo, el problema no se resuelve de fondo y de hecho genera algunos otros,
incluso más graves. Uno de ellos, por ejemplo, radica en que los grupos parlamentarios
mayoritarios que integran el Congreso excluyen a los minoritarios para que éstos no
tengan representación en la Comisión Permanente, con lo cual, aquellos amplían
porcentualmente su mayoría y encuentran menos oposición, es decir, los partidos
grandes se vuelven más grandes y los pequeños se vuelven más pequeños o incluso
desaparecen de la Comisión Permanente.
Ante ello, surge la suspicacia de que una vez fortalecido el partido mayoritario, puede
aprobar (como se menciona anteriormente) las normas que regirán a la Comisión
Permanente y a sus comisiones, pudiendo formular reglas “a modo” para sacar ventaja
al momento de ejercer cualquiera de las atribuciones de dicho órgano, algunas de las
cuales pueden impactar en la gobernabilidad y en la vida democrática del país, de ahí
la vital importancia de expedir una normatividad para que la Comisión Permanente y
sus comisiones tengan reglas y procedimientos a seguir perfectamente definidos, pues
de lo contrario se corre el riesgo de que los partidos o las elites que dominen las
cámaras, tengan la discrecionalidad de aprobar normas en uno u otro sentido.