Resumen:
La música se ha impregnado de ideologías funestas, capaces de hacer que los individuos sin conciencia plena de sus quehaceres sean envilecidos y empalagados de contenidos violentos. Los sujetos, se han sujetado a una serie de particularidades que la modernidad nos vende como las nuevas formas de hacer nuestra vida. Nos seduce con canciones llenas de ironías, de aventuras irrealizables, de posibilidades imposibles. Nos hace creer en riquezas, en amores, en los lujos más extremos, que, si se tiene que arrojar la vida misma para conseguirlos, se debe hacer.
Esa es la música que hoy en día llega a la juventud, a las infancias, a la poca comprensión de padres que han vivido atrapados en la violencia, tanto física, como económica, esa violencia que se ha apoderado de las relaciones capitalistas, que nos invisten de anhelos y sueños fuera de nuestra realidad. Pero la realidad se ha corrompido, lo que existe, es lo que la legitima violencia puede darnos, a partir de las fuerzas suficientes que tengan para tomar todo lo que está ahí, pero por las condiciones materiales de existencia no se pueden alcanzar.
Qué día puede pasar donde no miremos, tanto en las noticias como en redes sociales sin un control aparente escenas de violencia, no importa quién sea la víctima, mujeres u hombres, todos por igual están a un solo paso de ser violentados. Pero también cuántas veces no hemos escuchado del violentador, que este mismo tampoco tiene género, ese es el problema real y concreto de la violencia, esta no tiene género en sí, esta es, en tanto esté presente en nuestra vida cotidiana.
Justo en el clamor de la violencia y la legitimidad que la música ha tenido como una de las tantas gamas que la Industria cultural tiene para hacer que el individuo se vincule con los procesos de dominio y control, es por lo que se decide hacer una pequeña investigación, con el fin de determinar, que la música es uno de los portadores de mensajes al que tiene acceso el público en general, sin importar su condición social. La música es capaz de portar un mensaje y vincularlo con todas las realidades que se puedan tener.