Resumen:
Introducción: El cáncer cervicouterino ocupa el tercer lugar de los tumores malignos
que sufren las mujeres en todo el mundo y constituye un problema de salud pública en
México. En los últimos 20 años fue la primera causa de muerte por tumores malignos
en la mujer hasta el 2005, actualmente es la segunda causa de muerte por tumores
malignos en la mujer, solo superado por el cáncer de mama. Se ha identificado una
mayor incidencia de cáncer cervicouterino en poblaciones marginadas, lo cual se
puede atribuir, entre otros factores, a que no reciben un diagnóstico y tratamiento
oportuno, debido a sus características sociales, geográficas y económicas. De
acuerdo a la Norma Oficial Mexicana de cáncer cervicouterino, la prueba de detección
esencial es el estudio citológico cervicovaginal o frotis de Papanicolaou, este tiene una
sensibilidad del 78% y especificidad del 96 al 99%. La etapificación del cáncer
cervicouterino se basa en la clasificación oficial de la Federación Internacional de
Ginecología y Obstetricia (FIGO), sin embargo este sistema reporta errores de
etapificación del 25% en estadios tempranos y hasta del 90% en estadios tardíos de la
enfermedad, por lo que se ha utilizado de manera extraoficial la tomografía
computarizada (TC), con el fin de mejorar la precisión de la etapificación para
proporcionar un tratamiento adecuado a cada paciente. Objetivo: Calcular el
porcentaje de concordancia entre los hallazgos clínicos y tomográficos en la
etapificación de pacientes con diagnóstico histopatológico de cáncer cervicouterino.
Material y método: Estudio retrospectivo, observacional, transversal de 84
expedientes clínicos y radiológicos de las pacientes con diagnóstico histopatológico de
cáncer cervicouterino, en el Centro Oncológico Estatal ISSEMYM, en el periodo de
Enero a Diciembre de 2011. Resultados: Nuestra población estudiada fue de 84
pacientes con edades entre 25 y 85 años, con una media de 48.8 años, la mayor
incidencia de cáncer cervicouterino diagnosticado por patología se presentó en los
grupos etarios de 40 a 55 años y la frecuencia acumulada indica una clara tendencia a
presentarse en mujeres jóvenes, la mayoría de las pacientes presentó etapas clínicas
avanzadas en el momento del diagnóstico (mayores a IIA), siendo la mas frecuente el
IIB (25 pacientes) seguido por el IIIB (20 pacientes), mostrando con esto que aun
sigue siendo un problema de salud pública. Los resultados muestran que en etapas
tempranas I y II existen discordancias de entre el 20 al 30% en nuestro estudio, y en
etapas tardías III y IV de la enfermedad hasta de un 0% de correlación, los mismos
resultados se han obtenido en otros estudios reportados, donde se reportan errores de
concordancia del 25% en etapas tempranas y hasta 90% en etapas tardías. La etapa
que mejor porcentaje de correlación tuvo en el estudio fue la IA1 con un 80% de
correlación, probablemente por la relativa facilidad para hacer el diagnóstico clínico, la
etapa IIA, IIIB y IVB siguen en orden de frecuencia con correlaciones de entre el 50 y
70%, y en el resto de las etapas la correlación es menor al 50%. Conclusión: Con los
resultados obtenidos del presente estudio se acepta la hipótesis propuesta, afirmando
que la concordancia entre los hallazgos clínicos y tomográficos en la etapificación de
las pacientes con diagnóstico histopatológico de cáncer cervicouterino es menor al
50%, siendo del 48% en nuestra población estudiada.