Resumen:
La creciente incidencia de las fracturas de cadera en individuos mayores de 60 años, se acompaña de una
preocupación bien justificada. En países desarrollados se refiere que 1 de cada 1,000 personas al año presenta
fractura del extremo proximal del fémur. La tasa de mortalidad después de seis meses de una fractura de cadera
oscila entre 12% - 41%. Las causas más frecuentes de fallecimiento en los pacientes adultos mayores con fractura
del extremo proximal del fémur incluyen neumonías, desequilibrio hidroelectrolítico, enfermedad cerebro-vascular,
insuficiencia cardiaca, trombo-embolismo pulmonar y hemorragia gastro-intestinal. En la actualidad, el manejo
conservador como tratamiento definitivo para las fracturas de cadera no tiene prácticamente ninguna indicación,
dado que usualmente requiere un período de inmovilización prolongado que se asocia con desarrollo de
complicaciones y elevada mortalidad.
El propósito de este estudio es conocer la morbimortalidad en el tratamiento quirúrgico de las fracturas y saber si
ofrece al paciente geriátrico una mayor oportunidad de disminuir el origen de complicaciones por la postración
prolongada. Si se permite la movilización temprana del paciente, se evitan complicaciones de origen infeccioso,
respiratorio, trombo-embólico, úlceras de decúbito, etc. A nivel internacional, las fracturas y sus complicaciones
constituyen una causa importante de morbilidad y mortalidad, especialmente en el paciente geriátrico.
Se estudiaron 40 pacientes geriátricos con fractura de cadera atendidos en el Hospital Regional ISSEMyM
Tlalnepantla de Mayo de 2010 a Julio de 2013 tratados quirúrgicamente. Se observó que la incidencia de fractura de
cadera aumenta con la edad, y se asocia a una mayor morbimortalidad, dado que la incidencia de enfermedades
crónicas es proporcional a ésta. El tratamiento quirúrgico es, pues, la terapia de elección para evitar complicaciones
por postración prolongada. Algunos factores que deben considerarse al emitir la indicación quirúrgica son:
comorbilidades, edad y actividad del paciente, desplazamiento de la fractura, grado de osteoporosis. El correcto
tratamiento de la fase aguda influye en la evolución posterior del paciente y, además, es cuando se consume una
gran parte de recursos asistenciales.
La cirugía de fractura de cadera en las primeras horas reduce el riesgo de trombosis y de tromboembolia pulmonar,
y la cirugía debería realizarse tan pronto como las condiciones médicas del paciente lo permitan. La mortalidad
encontrada en este estudio fue del 5%.