Resumen:
Las crisis convulsivas han sido estudiadas ya desde la antigüedad,
considerándoseles como algo mágico o místico debido a la falta de una postura
netamente científica y de una investigación más profunda, así como la carencia
de conocimientos técnicos que pudiesen sustentar otro origen. Por eso es que se
sostiene que las crisis epilépticas se reconocieron desde tiempos antes; la
primera descripción data de más de 3000 años a. C. en Mesopotamia y se
atribuyó al Dios de la Luna, fue Hipócrates quién escribió el primer libro sobre las
crisis epilépticas hace 2.500 años, siendo el primero que rechazara la causa
divina de la enfermedad, atribuyendo las crisis al exceso de flema en el cerebro;
sin avanzar más en la materia sino hasta la década de 1870 cuando un grupo de
investigadores detectaron la actividad cortical de animales durante una crisis
convulsiva; siendo hasta el año de 1929 cuando Berger descubre las señales
eléctricas de la corteza cerebral mediante la electroencefalografía; enfatizándose
que en la actualidad pese a los avances en el tratamiento y en la integración
social, las crisis epilépticas todavía producen un importante estigma para quien
las padece.(