Resumen:
Es indudable que en los últimos años se ha dado, en general, un avance en la representación y/o participación de la mujer en las actividades políticas, esto se observa en la conformación por género en los diversos parlamentos en el mundo; sin embargo, su incorporación ha sido insuficiente para la tan pretendida igualdad y equidad de género; sigue predominando la reproducción de esquemas discriminatorios de participación típicamente masculinizados, lo que no contribuye a una distribución justa de derechos, oportunidades, recursos, responsabilidades y tareas, encaminadas a la generación de una cultura democrática de género. El objetivo del presente trabajo es mostrar algunos elementos de la discriminación que existe a nivel internacional y nacional en la representación parlamentaria de la mujer, que ha estado caracterizada, para el caso de México, por un aumento en las cuotas de género, lo cual provoca un fenómeno de simulación. Surge así la necesidad de contribuir en generar una cultura democrática de género que coadyuve a la disminución de las iniquidades de género. Y, por tanto, a un aumento no únicamente en la representación sino también en la participación de la mujer en la toma de decisiones.