Resumen:
Paul Auster, en La invención de la soledad, afirma que la memoria es el espacio en el que una cosa ocurre por segunda vez. Samuel Beckett, por su parte –refiriéndose a Proust– nos dice que “el hombre con buena memoria nunca recuerda nada, porque jamás olvida nada”. Nosotros también nos acordamos surgió como un juego que terminó por convertirse en un mecanismo de salvación. En rescate, redención, olvido y también en delirio. En el marco del programa Abril, Mes de la Lectura (2015), la Universidad Autónoma del Estado de México invitó a la escritora Margo Glantz a presentar su libro Yo también me acuerdo, editado por Sexto Piso en 2014, donde recupera la figura literaria de la anáfora para ofrecer breves acercamientos a su historia de vida relatados al azar; tal como lo hiciera Georges Perec en 1978, cuando publicó su libro Je me souvinens (Me acuerdo), un compendio de breves frases que inician todas con la anáfora “Me acuerdo”. Perec escribió su libro tomando como referente el que Joe Brainard publicó tres años antes –I remember (1975)– y Margo Glantz, siguiendo el mismo recurso literario, y con un gran sentido del humor, recupera el ejercicio de Perec y de Brainard y les ofrece un guiño con el título Yo también me acuerdo; pues al igual que ellos recopila diversas anáforas que son, al mismo tiempo, un atisbo a la memoria de una escritora consagrada y la magistral recuperación de una estrategia literaria que es tan aparentemente sencilla de construir, que invita a los lectores a liberar la memoria y también la escritura.