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dc.contributor Castañeda Martínez, Tirzo
dc.contributor.author Millan Rogel, Erandy Genoveva
dc.creator Millan Rogel, Erandy Genoveva
dc.date.accessioned 2016-04-20T22:20:13Z
dc.date.available 2016-04-20T22:20:13Z
dc.date.issued 4/11/2013
dc.identifier.citation APA es
dc.identifier.uri http://hdl.handle.net/20.500.11799/40569
dc.description.abstract La evolución del hombre trae consigo la realización de actividades económicas en donde ha de crear, manejar y aprovechar su entorno para facilitar y mejorar su vida, en este sentido adaptarse a vivir en conjunto significa adaptarse a los cambios establecidos en la naturaleza para desarrollar conocimientos en el manejo de ese entorno natural y así enfrentar diversas condiciones del ambiente (Turok, 1988). Las organizaciones, el tipo de vida y el lugar de desarrollo de las culturas fueron creando las técnicas de trabajo artesanal, además de las diferentes ramas, herramientas y sabiduría de aplicación en la vida diaria, mostrando las cualidades y actitudes de determinadas personas al elaborar variados objetos con sus manos, resaltando como artistas y artífices de la sociedad (Novelo, 2002). En tal sentido, los productos artesanales conllevan características distintivas que pueden ser utilitarias, estéticas, artísticas, creativas, vinculadas a la cultura, decorativas, funcionales, tradicionales, simbólicas y significativas religiosa o socialmente (UNESCO, 2009). Dentro de las ramas artesanales que existen hoy en día, se encuentra el manejo de fibras vegetales, en la cual los artesanos elaboran objetos de diversas plantas y con la aplicación de técnicas de tejido presentan la unidad de lo estético y lo utilitario; llegando a presentar en otros objetos una evidente intención de expresión espiritual a través del dominio técnico y las posibilidades del material que les brinda su entorno con el cual hacer relación e interpretación de sus aconteceres tradicionales (Cermeño, 2008b). La canasta artesanal proviene del manejo de fibras vegetales, las cuales son trabajadas y tejidas con la destreza, arte y sello propio de sus creadores, los cuales en su mayoría se enfrentan a nuevos gustos y preferencias; requiriendo de inversiones mínimas y en ocasiones de ninguna, pues quienes se dedican a esta actividad utilizan sus propias manos e incluso piedras o eventualmente se auxilian de herramientas tan sencillas como navajas para seleccionar la materia prima, que en su gran mayoría son raíces, tallos y hojas, representando un ejemplo de persistencia cultural que se ha ido adaptando y mejorando de acuerdo a las condiciones del artesano y del consumidor; ya que con el paso del tiempo la canasta como artesanía se ha mostrado prevalente, con una continua evolución a partir de la apropiación de técnicas, herramientas y diseños, además de los cambios en las propias identidades y relaciones con el mercado, con lo cual se mantienen en sobrevivencia y persistencia en diversas comunidades y localidades del país (Vázquez, en prensa; Rojas et al., 2010). El sector artesanal es un importante eje de desarrollo socioeconómico, al ser una fuente de trabajo y de ingreso para una parte de la población de zonas rurales y urbanas apartadas de la industria de las grandes ciudades. Si bien es cierto que el área rural tiene la agricultura como eje central de la actividad económica, la producción artesanal ha servido para mejorar sus niveles de vida y en algunos casos gracias a la acertada atención de las demandas del mercado, fomenta la especialización dentro de sus segmentos, constituye una constante fuente de empleo, evitando la migración de la población rural hacia las ciudades, en busca de logros económicos que al ser difícilmente alcanzados, incrementan los problemas de los centros urbanos (Cobos, 2005). Ha sido precisamente el comercio de las artesanías el que ha ido delimitando el campo de los objetos a promover, formalizando recintos por donde circulan los productos de acuerdo al mercado al que se dirigen, en donde las formas de producir como unidad familiar y el taller atienden su subsistencia a partir de la comercialización directa o con los intermediarios para poder mantenerse activos; haciendo reconocer la necesidad de solventar apoyos especiales para la conservación de tales actividades ya que representan patrimonios culturales y laborales, económicos y de reconocimiento social en la apreciación y creación de objetos de artesanos (Novelo, 1993; citado en Zapata y Suárez, 2007). El desarrollo de las comunidades artesanales y la permanencia de sus saberes se ven influidos por factores macroeconómicos y ambientales a los que responden y se adaptan con su propio esfuerzo, ingenio, cooperativismo y reciprocidad que les permite garantizar su supervivencia, así como la conservación de su cultura y tradiciones. Como ejemplos tenemos la existencia de pueblos indígenas que se adaptan con flexibilidad y dinamismo en interacción con distintos factores de orden estructural, mostrando que la producción artesanal no está en peligro de extinción, está viva, recreada cotidianamente por sus creadores, influida por su propia cultura y las distintas fuerzas del mercado (Rojas et al., 2010). Las artesanías mexicanas están concebidas para ocupar una función en la vida cotidiana, hasta hoy en día, prueba de ello son las ollas de barro negro, mesas de marquetería, macetas de barro pintado, los rebozos, chiquihuites, canastas y collares que han permitido se conviertan en un elemento decorativo y de utilidad la cual tiene cierto grado de identificación y tradición que por medio de alternativas y mercados como el turismo se da a conocer y conservar, de manera que se pueden crear beneficios para los artesanos y su entorno, por cotizar los producto en una nueva oferta de consumo (IIFAEM, 2011; SECTUR, 2011). Para el municipio de Tenancingo, la elaboración y comercialización de las artesanías son actividades que se han desarrollado a través del tiempo y las necesidades del entorno, lo que ha generado participación e historia con las cuales se identifica la población, formando así el mismo camino de prevalencia y satisfacción de necesidades para las personas que convergen al mercado y al tianguis del municipio. Muestra del reconocimiento del trabajo de los artesanos con el paso del tiempo se presenta en la integración a una asociación artística de arte popular desde 1866, con la cual se muestra una diversidad de artesanías relacionada con el desarrollo social, cultural y económico del municipio, al formar parte de la historia del lugar por la participación de varias generaciones en la reproducción de las actividades, donde han fomentando el comercio con la manutención de técnicas que a su vez se convierten en un rasgo de identidad y tradición de la localidad (INAFED, 2010; López, 2001). Teniendo como objetivo para la canasta artesanal la propuesta de una comercialización como recurso turístico cultural del municipio, se establece su estudio desde su elaboración hasta la venta a través del análisis de cadena productiva, para identificar diversas características y condiciones que incumben en el proceso que tiene la canasta, descritos por medio de bloques en los cuales se profundiza de acuerdo a su tema, siendo Historia, Entorno, Actores, Relaciones y Mercado; obteniendo así un panorama de evaluación para su conformación como recurso turístico cultural, con lo cual la canasta artesanal mejore su presencia y competitividad, porque es un producto apoyado en una estructura y dinámica de un conjunto de personas, acciones y relaciones en las cuales se encuentra una cultural (Heyden y Camacho, 2004). Una definición sencilla para cadena productiva según Heyden y Camacho (2004) “Es un sistema constituido por actores interrelacionados y por una sucesión de operaciones de producción, transformación y comercialización de un producto o grupo de productores en un entorno determinado”, en donde a partir de un enfoque pueden interpretarse los elementos del trabajo en el análisis, teniendo una aplicación práctica de herramientas. La guía de análisis de cadena productiva define dos grandes enfoques; equidad y participación; con la incorporación del enfoque de equidad en el análisis permite conocer y visualizar las principales inequidades que se originan entre los diferentes actores y tomarlas en cuenta para lograr corregirlas; y con el enfoque de participación se permite recoger opiniones desde diferentes visiones para verificar las necesidades e intereses legítimas presentadas en los actores y concretar información confiable para mejorar las condiciones del proceso en la cadena productiva. es
dc.language.iso spa es
dc.rights openAccess es
dc.subject Canasta artesanal, cestería, Tenancingo, comercialización, recurso turístico cultural es
dc.title Elaboración y consumo de la canasta artesanal de Tenancingo, Estado de México, para su comercialización como recurso turístico cultural es
dc.type Tesis de Licenciatura es
dc.provenance Académica es
dc.road Dorada es


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  • Título
  • Elaboración y consumo de la canasta artesanal de Tenancingo, Estado de México, para su comercialización como recurso turístico cultural
  • Autor
  • Millan Rogel, Erandy Genoveva
  • Director(es) de tesis, compilador(es) o coordinador(es)
  • Castañeda Martínez, Tirzo
  • Fecha de publicación
  • 4/11/2013
  • Tipo de documento
  • Tesis de Licenciatura
  • Palabras clave
  • Canasta artesanal, cestería, Tenancingo, comercialización, recurso turístico cultural
  • Los documentos depositados en el Repositorio Institucional de la Universidad Autónoma del Estado de México se encuentran a disposición en Acceso Abierto bajo la licencia Creative Commons: Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)

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