Resumen:
El suelo como factor esencial en la productividad agrícola, es el sustrato más
común para el crecimiento y la nutrición balanceada de
las plantas. Se generan
además en él, múltiples estímulos de carácter ambiental que afectan la fisiología
de las raíces, provocando variaciones químicas y físicas del suelo (contenido de
humedad, densidad aparente, pH, CIC, temperatura, etc.) pero sobre t
odo en las
biológicas; dentro de dicha asociación se conocen relaciones complejas entre la
planta, los microorganismos y el suelo aledaño, cuando alteramos algún factor al
adicionar fertilizantes
sintéticos y agroquímicos, el laboreo, la eliminación de
nic
hos naturales en el paisaje rural, la ampliación de áreas agrícolas, el
monocultivo rompe el equilibrio natural del suelo afectando las relaciones y se
afectan las poblaciones, la multiplicación y su distribución en el sistema generando
pérdida de fertilid
ad y la erosión de suelos (Matamoros
-
López, 2003).
Descripción:
En México alrededor del 85% de los cultivos son tratados con fertilizantes
químicos; se entiende por fertilizante a toda sustancia que se añade a la tierra con
objeto de aumentar las reservas alimenticias
utilizadas por las plantas (Sánchez
-
Nava, 2007). Existen 16 elementos químicos alimentarios para las plantas,
conocidos como los que se requieren para obtener el máximo desarrollo de las
mismas. De éstos, 13 provienen de la tierra, los otros 3 (Carbono, H
idrógeno y
Oxígeno) se obtienen del aire y del agua. Los elementos de la tierra que necesitan
las plantas pueden hallarse en forma insoluble que éstas no los pueden utilizar. El
nitrógeno y otros elementos químicos que se hallan en la materia orgánica no
p
ueden ser aprovechados por las plantas hasta que la materia orgánica se
descomponga y los elementos se liberen en forma inorgánica (Manual de
Fertilizantes, 1990).