Resumen:
La metodología consistió en: 1) Conocer mediante visitas de campo las situación en los invernaderos en cuanto al uso y forma de aplicación de agroquímicos, el entorno geográfico de las municipalidades con producción florícola, así como las zonas donde no hay presencia de la actividad, con apoyo cartográfico. 2) Procesamiento de las bases de datos de población y mortalidad por defunciones fetales y generales para el período de 1998 a 2012 y al cálculo de las Tasas de Mortalidad Específica (TME) para las causas de Anencefalia, y Espina bífida para el grupo de población menor a un año de edad. 3) Análisis del comportamiento de las TME utilizando el módulo de tendencias temporales (Earth Trends Modeler) del SIG Idrisi. 4) Finalmente se calculó el riesgo atribuible considerando como zonas expuestas los municipios de mayor producción florícola, y como no expuestas aquellos en donde la actividad agrícola es prácticamente nula.
Descripción:
La agricultura es una actividad básica para la supervivencia del ser humano. Desde tiempos remotos hasta la actualidad, se ha ido modificando con la aplicación de nuevos productos como los plaguicidas.
La importancia del empleo de plaguicidas se debe a que, destruyen o controlan el número de plagas nocivas presentes en: cultivos, y animales, así como también estimulan o inhiben el proceso de crecimiento de plantas, aumenta la biomasa animal y vegetal, combaten algas, bacterias, hongos y malas hierbas (Jolanta et al., 2011). En contraparte constituyen uno de los principales factores de contaminación ambiental, que amenazan la salud humana y a los ecosistemas locales de una zona, debido a su alto grado de toxicidad, bioacumulación y a su naturaleza persistente en el ambiente. (FAO, 2012).