Resumen:
Con la inminente expansión de la globalización especialmente tecnológica y mediática, la producción y el consumo simbólicos se han vuelto exponenciales, estandarizados y diversificados de varios modos, esto es, en virtud de que las informaciones construidas y transferidas se mundializan, su influencia tiende a ser mayúscula. Tales condiciones y características conforman la esteticidad visual como sistemas de valores privados y públicos, y sesga las conductas hacia derroteros particulares como formas éticas o sistemas de valores comportamentales. El proceso de producción simbólica y su consumo entonces, encuentran en esta estética una forma de acción social dominante en la esfera de los principios conceptuales propios de su génesis. Es decir, las estéticas simbólicas –o sistemas de valores de percepción y pensamiento– se trastocan con fines particularmente mercantiles y, por añadidura la ética social se transforma. Así, la masificación en los espacios virtuales ha influido en la mutación de la mirada, en la forma de percibir el mundo, generando nuevos imaginarios. Los dispositivos móviles han seducido la mirada simbólica no sólo como un acto operativo, sino como experiencia significativa. De tal suerte, como consecuencia de la articulación de los diversos hipermedias, la visualidad se distingue en la imagen percibida y expresada como un objeto creado que se construye vacío y es llenado de contenidos por todos, implicando una sobreimposición de confines. Es justamente aquí donde es menester para el diseñador construir las experiencias virtual que permitan al ser humano mejorar sus condiciones de vida, no sólo como ocio o entretenimiento.
Descripción:
Esta visión estética y ética de la visualidad contemporánea desde los medios y su tecnología, es transversalmente mediada por el diseño estratégico, esto es, el diseño como proceso de intervención productiva desde la investigación del contexto y sus sujetos, la conceptualización resultante de tal indagatoria, y la producción de sistemas de objetos o de imágenes vinculadas identitariamente con el sujeto investigado y su contexto, obedeciendo siempre a la posibilidad estratégica de optimizar las condiciones de vida de la población desde los sistemas de los objetos. Cabe señalar que se sugiere la transversalidad disciplinaria en tanto se compromete en muchos de los procesos particulares de los campos del conocimiento y se nutre de éstos para proponer abductivamente.