Resumen:
A partir del inicio del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN),el desarrollo regional de México presentó distorsiones territoriales que fueron producto de una excesiva concentración económica, centralidad de las decisiones políticas y desigualdad en la distribución de los beneficios, todo ello, provocó una estructura inequitativa y fragmentaciones entre regiones geográficas (Delgadillo et al., 2001).
El análisis del desempeño y participación de las entidades federativas y ciudades de nuestro país abrió una discusión para tratar de determinar las “regiones ganadoras y perdedoras”, en el sentido de identificar posibles factores que explican los espacios eneficiados o excluidos de los procesos de comercio e inversión y el posicionamiento de las ciudades.
A dos décadas de inicio del TLCAN, lo que se aprecia, es un posicionamiento
desigual de regiones, lo cual, da lugar a procesos complejos y contradictorios en la
organización del territorio. Esto significa, que a la vez que emergen nuevos
centros, ejes y zonas dinámicas, articuladas al mercado del TLCAN, se continúan
marginado regiones y quedan desarticuladas de los procesos que están definiendo
la nueva configuración del territorio nacional. En este contexto también se observa
el cambio en la jerarquía, mayor especialización y nuevas funciones de centros
urbanos. Estos fenómenos están configurando una nueva geografía económica y
un escenario, donde simultáneamente ocurren procesos de articulación,
integración y fragmentación territorial (Gasca, 2005).
Las participaciones del PIB por entidad federativa mostró un patrón ya conocido
que se mantuvo a lo largo del tiempo: una alta concentración de valor en algunas
entidades y baja participación en otras.